Somos islas en medio del abrazo desierto,
del ruido aparente de la hierba.
Bajo un cielo azul inerte
todo se convierte en un escalofrío de silencios
que se adivinan mortales…
Luego,
el paso lento y caduco de quien sabe
nunca más se asomará a las vidrieras a buscar un beso
contenido.
Esa niebla gris que asoma en la mirada
que ya no juega a inventar historias de piratas.
Ese frío de mármol en forma de canción
y mis pasos avanzando lentamente hacia el espejo.
Allí donde un día encontré la sonrisa cómplice y la copa
compartida;
donde los cadáveres de los sábados dormían sueños imposibles
y me ponían a salvo del boceto que un día supe pintar sobre
mi vida.
Allí, solo allí sé encontrarme
a la sombra de aquellos sueños en la nieve.
Imagen tomada de Deviantart